¿Qué hay por aquí?

30 enero 2011

La inmortalidad

«Los dioses no tienen más sustancia que la que tengo yo»
Juan Ramón Jiménez
Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio en el que rendir cuentas a mis días.


Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.


Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.


Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.


La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.


No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.
Luis García Montero
Extraído de Completamente Viernes
(Tusquets, 1998)

25 enero 2011

Tres décadas

Tres décadas

Una imagen vale más...

Los cumpleaños suelen ser motivo de celebración o de depresión, según el caso, pero cualquiera de los dos motivos lleva intrínseca la reflexión, el balance entre pasado y futuro, la ilusión o la resignación ante los buenos propósitos. Al cambiar el dígito y empezar una nueva década todo esto se intensifica aunque, realmente, cambia poca cosa. 

En mi caso, todo sigue igual, no me siento ni tan joven ni tan vieja como otras veces; tengo la misma vida, los mismos sueños, los mismos fracasos, las mismas arrugas... Solo hay matices, delgadas grietas en la apreciación de aquellas pequeñas cosas.

Debo reconocer que con el tiempo me he vuelto un tanto huraña y quizás por eso nació la necesidad de crear este engendro de escritos, fotos y música. Las palabras producen tal cantidad de ambigüedades y engaños, aún estando cargadas de buenas intenciones, que siento que ya he hablado demasiado en mi vida, de la misma manera que ya he oído demasiado. Aún así, dejo la puerta abierta a que esto sea solo un recurso como cualquier otro para expresarme cuando se me antoje, para esas veces en que considere que no es tan malo lo que escribo, aunque lo sea. Espero progresar adecuadamente.